
Según don Gumersindo Quesada (agosto 2004), mediante entrevista oral dice:
“Los primeros pobladores de la Los Ángeles de la Fortuna, llegaron en 1940 y nueve años después se inició el desarrollo de la comunidad. En sus inicios se fundó la población conocida como el Burro, por la cercanía al río del mismo nombre. Allí se encontraba un cementerio, una escuela y un puesto que funcionaba como iglesia una vez al año.
Posteriormente, el nombre de Los Ángeles se adopta en honor a una imagen de la virgen de los Ángeles que fue obsequiada por la señora Celina Picado, ya que cuando se enviaba una encomienda al lugar, la gente decía: “Llévelo ahí, donde la virgen de los Ángeles” y así poco a poco se fue quedando el nombre. En sus inicios existían latifundios en manos de familias como los González, los Hidalgo, lo Rojas, que se dedicaban principalmente al engorde de cerdos, lechería y a la agricultura, ésta última solo para consumo familiar.
En 1949 se construyó la primera Escuela de Don Rafael Cruz, miembro de la comunidad. La primera maestra fue Rosa Valverde Walta, quién trabajó solo dos meses por la aparición de focos de fiebre amarilla; de igual forma se casó y se quedó viviendo en la comunidad.
En 1960 unas tierras regaladas por la familia González, en la que entonces eran tierras en la que ahora es el centro de Los Ángeles.
La electricidad y el alumbrado público fueron instalados en 1972, solamente con cuatro o cinco lámparas, por Coopelesca. En 1976 se realiza el agua de pozas y quebradas, fue hasta 1978 cuando se construyó la cañería que abastece desde el Cerro Chato de Fortuna.
Posteriormente se realiza un proyecto con ayuda del AyA, el sistema nacional de electrificación y los abonados de la comunidad para la ampliación de las cañerías.
La principal enfermedad que afectaba a los pobladores era la malaria por lo que el Ministerio de Salud capacitaba a vecinos para que tomaran muestras de sangre y reportarán los casos, las mujeres embarazadas eran atendidas por su esposo. Si presentaban complicaciones las llevaban donde don Germán Koschny, quien tenía conocimientos empíricos de obstetricia. Si alguien sufría de una mordedura de serpiente Don Arturo Hidalgo era quien administraba el suero antiofídico. Cuando se presentaba una emergencia se acondicionaba una carretera y se trasladaba a Ciudad Quesada, este viaje podía durar 8 horas.
En aquél entonces llovía demasiado por lo que los caminos eran inaccesibles la mayoría del tiempo, los más usados eran los caballos y las carretas. Además del barro había que luchar contra los ríos San Carlos y Peñas Blancas, por lo general se encontraban llenos y arrastraban palos que provocaban muertes.
El primer transporte público fue traído por don Luis Arce. Las vías de acceso al Burro eran tan malas que el viaje desde Ciudad Quesada podía tomar hasta dos días según el clima. En la actualidad hay accesibilidad por varios puntos vías carretera asfaltada por Ciudad Quesada hacia Florencia y hacia Muelle, o por la Fortuna ya sea desde San Ramón o desde Tilarán.
Se cuenta con servicios de buses, inclusive desde San José y además con taxis independientes que se pueden localizar en la comunidad.